Los factores de riesgo cardiovascular (FRC) son aquellos que se asocian a una mayor probabilidad de sufrir una enfermedad de tipo cardiovascular, es decir, todas aquellas que pueden afectar tanto al sistema circulatorio como al corazón. La manifestación y gravedad de la patología variará en gran medida según el tipo de factor de riesgo que influya en cada caso.
¿Qué es el sistema cardiovascular?
El sistema cardiovascular está formado por el corazón, los vasos sanguíneos -arterias, venas y capilares- y por la propia sangre. La función primaria de este sistema es que el corazón bombee la sangre a través de todo el sistema vascular para hacer llegar oxígeno y nutrientes por todo el organismo y liberarlo de productos de desecho, como el anhídrido carbónico.
Según la Organización Mundial de la Salud, actualmente las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de muerte en Europa, representando cerca del 50% del total. Para evitarlas, es fundamental cuidarse e intentar reducir al mínimo los factores de riesgo cardiovascular modificables.
Además de afectar a la correcta circulación de la sangre por nuestro cuerpo, provocando problemas de Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) y afectando al estado de nuestras piernas y a la posible aparición de varices, estas son las enfermedades más comunes que afectan al sistema cardiovascular: hipertensión arterial, trombosis, derrame cerebral, infarto de miocardio, enfermedad coronaria y enfermedad valvular cardíaca.
Tipos de factores de riesgo
Los factores de riesgo cardiovascular se pueden dividir en dos grandes grupos: no modificables y modificables. Los únicos que se pueden prevenir son estos últimos, como la obesidad o el colesterol elevado. Para conseguirlo, el paciente deberá modificar algunos aspectos de su estilo de vida con el objetivo de llevar una rutina más saludable: cuidar la alimentación, eliminar el tabaco y el alcohol de su día a día, incorporar actividad física, etc.
Herencia genética
Investigaciones recientes sugieren que algunos genes podrían estar involucrados en el desarrollo de algunas enfermedades del sistema cardiovascular como la enfermedad arterial coronaria o el infarto de miocardio.
Edad
La prevalencia y la incidencia de la insuficiencia cardíaca se duplica cada década a partir de los 40-45 años. A medida que una persona va envejeciendo, su corazón también lo hace y se reducen los mecanismos de reserva del organismo para hacer frente a enfermedades de tipo cardiovascular.
Sexo
Los hombres tienen más riesgo de sufrir enfermedades de tipo cardiovascular que las mujeres debido a que las hormonas femeninas, los estrógenos, ejercen un efecto protector. Esto se ha visto demostrado debido a que, a partir de la menopausia, el índice de enfermedades del corazón en la mujer se incrementa, momento en el que desaparece la defensa que le proporcionaban esas hormonas.
El colesterol
Las personas con niveles de colesterol en sangre de 240 tienen el doble de riesgo de sufrir un infarto que las que tienen 200. Cuando las células ya no son capaces de absorber el exceso de colesterol en sangre, ese sobrante se acumula en las paredes de las arterias y contribuye a su estrechamiento y la formación de arterioesclerosis.
Hipertensión arterial
El corazón ejerce una presión sobre las arterias para que éstas conduzcan la sangre al resto del cuerpo. Esta acción es lo que se conoce como presión arterial. La hipertensión arterial es la elevación de esos niveles de presión por parte del paciente de forma continua o sostenida y supone un riesgo en cuanto se obliga al corazón a hacer un sobreesfuerzo, volviéndolo más irritable y propenso a padecer arritmias.
Es una enfermedad asintomática y generalmente fácil de detectar, pero es muy importante tratarla a tiempo ya que las complicaciones pueden ser graves. La hipertensión propicia la arterioesclerosis y fenómenos de trombosis que pueden derivar en infartos de miocardio o infarto cerebral.
Diabetes
La diabetes es una enfermedad que se produce cuando el páncreas no puede producir suficiente insulina o cuando la que se fabrica no consigue que las células respondan como deberían a su estímulo. Las personas que la padecen tienen un mayor riesgo de sufrir patologías de tipo cardiovascular ya que la glucosa puede subir sus niveles en sangre, deteriorando lo vasos sanguíneos y acelerando la arterioesclerosis o acumulación de colesterol en las arterias.
Obesidad
La obesidad es un factor de riesgo que interviene en el desarrollo de una gran variedad de enfermedades, pero es un riesgo especialmente elevado en las de tipo cardiovascular. Este riesgo depende en gran medida de dónde se localice ese exceso de grasa, siendo la abdominal la que más riesgo supone para el corazón. Tiene graves consecuencias para el metabolismo como la mayor probabilidad de sufrir diabetes, hipertensión arterial o de acumular grasa en otros órganos vitales.
Tabaquismo
Las personas fumadoras tienen tres veces más riesgo de sufrir una patología cardiovascular que el resto de la población. Dejar este hábito es especialmente útil en la lucha contra enfermedades de este tipo.
Sedentarismo
La inactividad física es uno de los factores de riesgo más graves a la hora de desarrollar una enfermedad cardiovascular en cuanto contribuye a potenciar los efectos de otros factores de riesgo como el colesterol, la hipertensión o la obesidad. Combatirla realizando actividad física es fundamental para la lucha contra sus efectos.

