En el post anterior descubrimos que las varices son el indicador de una mala circulación de sangre en las piernas, conocida como Insuficiencia Venosa Crónica (IVC). También vimos cuáles son los factores de riesgo principales que pueden llevarnos a padecer varices, como la genética, el sobrepeso, el sedentarismo o el embarazo.
Hoy vamos a conocer otro factor que, en determinados casos, también puede favorecer la aparición de varices en nuestras piernas: los anticonceptivos orales.
Causas
La toma de anticonceptivos orales influye directamente en las paredes de venas y arterias, donde las mujeres localizan los receptores de estrógenos, su principal componente.
Esta hormona aumenta la relajación de las paredes venosas, haciendo que las venas se dilaten y la sangre se acumule en ellas. En definitiva, se potencia la insuficiencia venosa y esto puede provocar la aparición de arañas vasculares y varices. Además, los anticonceptivos orales pueden hacer más densa la sangre y ralentizar su circulación, un factor de riesgo de trombosis venosa.
El efecto de los anticonceptivos es todavía mayor en mujeres con predisposición genética a tener esta patología, fumadoras, mujeres con sobrepeso, hipertensión o diabetes.
Recomendaciones
Como hemos visto, los efectos que pueden tener los anticonceptivos variarán en función de las características de cada persona y de su predisposición genética a padecer problemas circulatorios. En cualquier caso, es recomendable acudir a un ginecólogo para decidir cuál es el método anticonceptivo que mejor se adapta a cada mujer.
En caso de estar ya en tratamiento de anticonceptivos orales, existen algunos consejos para minimizar el impacto que estos puedan tener sobre nuestra circulación:
Mantener una dieta equilibrada que incluya alimentos que favorezcan una buena circulación.
Huir del sedentarismo: realizar actividad física o ejercicios de bajo impacto de forma regular ayudará a que las venas se contraigan y vacíen de sangre, favoreciendo el intercambio de sangre con el corazón. Caminar, subir por las escaleras, ir en bicicleta o nadar son solo algunos ejemplos de las prácticas que puedes adoptar.
Elevar las piernas durante 15 minutos todos los días.
Duchas de agua fría por la noche. Aplicándolo de pies a rodillas, el frío provocará una estimulación de los tejidos y una contracción de las venas que favorecerá la circulación.
Masajear las piernas con un gel para piernas cansadas. Distribuir la crema o el gel con un ligero masaje producirá alivio de la pesadez y la tirantez de piernas con varices.
Usar medias de compresión graduada. Este tipo de medias contribuyen al retorno de la sangre acumulada en las piernas hacia el corazón.