Los problemas de circulación en las piernas son un hecho habitual que podemos prevenir y aliviar gracias a una serie de rutinas diarias. Las varices son el síntoma más visible de que podemos sufrir este tipo de afección, pero no es el único.
Síntomas de mala circulación en las piernas
Sensación de frío en las extremidades: como consecuencia de que a la sangre le cueste más llegar a las manos y a los pies, se produce un descenso de la temperatura corporal que provoca sensación de frío.
Hormigueo y picor: el entumecimiento es otro de los síntomas más comunes. El hecho de que la sangre no consiga fluir correctamente hasta las extremidades provoca una sensación de adormecimiento, hormigueo e incluso picor.
Piernas cansadas: como la sangre se distribuye por el cuerpo con mayor dificultad, se produce una deficiencia de los nutrientes, las vitaminas y el oxígeno necesarios para su correcto funcionamiento. Por lo tanto, es normal que las personas que lo padecen sientan las piernas más cansadas al realizar determinadas actividades.
Trucos para activar la circulación sanguínea de las piernas
Mejorar la circulación de las piernas y la calidad del retorno venoso es un factor clave para evitar la incidencia de las varices o para reducir su impacto si ya han hecho acto de presencia. Estos son 5 trucos que te ayudarán a conseguirlo prácticamente sin esfuerzo. ¡Toma nota!
1. Ejercicios regulares en casa y en el trabajo
Para mejorar la circulación es necesario realizar actividad física de forma regular. Crea una rutina de sencillos ejercicios aeróbicos que puedas realizar tanto en casa como en el trabajo y que favorezcan la oxigenación de la sangre y el bombeo del corazón. Estas son algunas ideas que puedes aplicar en tu día a día:
Sube por las escaleras en vez de por el ascensor.
Especialmente en el trabajo, levántate un mínimo de una vez por hora y camina brevemente por los pasillos.
Si es posible, opta por desplazarte a pie antes que en coche.
Realiza también otras tareas diarias —ir a la compra, visitar familiares, realizar algún curso— preferiblemente andando. Lo ideal es conseguir caminar unos 20 minutos al día.
2. Alimentos ricos en potasio
Los alimentos que contienen un elevado porcentaje de potasio pueden llegar a disminuir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares y a reducir el nivel de presión sanguínea. Estos son algunos de los alimentos ricos en potasio que puedes incluir en tu dieta para conseguirlo: brócoli, plátanos, aguacates, zanahorias, cacao puro en polvo, tomate, sésamo, lino o chía.



3. Duerme con las piernas elevadas
Dormir con las piernas ligeramente más elevadas respecto a tu cabeza ayudará a activar la circulación y a levantarte con una sensación de alivio y ligereza. Basta con que coloques unas almohadas bajo tus piernas para mejorar el retorno venoso y notar los efectos.
4. Infusión de jengibre
La raíz del jengibre es un alimento con propiedades antiinflamatorias y anticoagulantes que ayuda a mejorar la correcta circulación de la sangre. Puede incluirse a una gran variedad de comidas pero, sin duda, una de las mejores formas de obtener sus propiedades es preparando una infusión con ella. Hierve una cucharada de raíz de jengibre con agua, déjalo reposar y disfruta de la infusión. Se recomienda tomar una al día para notar sus efectos.
5. Aplica un gel para la circulación
Cuando tengas la sensación de pesadez de piernas o se presenten síntomas como calambres, cansancio, dolor localizado, hinchazón o picores, o si simplemente quieres prevenir que esto pase, el masaje circulatorio es una gran opción para ti. Aplica un gel o pomada para el alivio de la pesadez y tirantez de piernas con varices que favorezca el flujo sanguíneo y deje una sensación de frescor en las piernas. El mejor momento para realizarlo es por la tarde o la noche, cuando llegamos a casa y sentimos las piernas más hinchadas o cansadas. Es muy sencillo, tan solo sigue los siguientes pasos:
Eleva las piernas colocándolas sobre un cojín para que la sangre fluya con más facilidad.
Empieza el masaje aplicando el gel o pomada por los tobillos y continúa realizando movimientos circulares en sentido ascendente hasta acabar en las caderas.
Ejerce una presión leve con los dedos y las palmas de las manos siguiendo los músculos mientras cambias de zona.
Dedícale a cada zona unos tres o cuatro minutos.