Anteriormente, en nuestro blog, ya comprobamos que los problemas de Insuficiencia Venosa Crónica (IVC) y, en concreto, las varices no son un problema exclusivo de las mujeres. Según los últimos estudios, se calcula que los problemas circulatorios afectan en torno a un 30-35% de la población, tanto mujeres como hombres. No obstante, y aunque ambos los padezcan, las diferencias biológicas y fisiológicas provocan que estos no sean exactamente iguales.
A pesar de que en los hombres la aparición de varices no se dé con tanta frecuencia como en el caso de las mujeres, estas pueden ser de un carácter más complicado ya que suelen ser de tipo serpiginoso, cuando a la dilatación de la vena se le une también el aumento de su longitud. En estos casos, si no se controla y trata debidamente con un especialista, se corre el riesgo de padecer enfermedades como eccemas, atrofia, rotura venosa o trombosis varicosa.
Aunque el órgano que pone en marcha el sistema cardiovascular sea el mismo en los dos casos, los factores de riesgo que pueden llevar a la aparición de problemas de retorno venoso se manifiestan de forma diferente debido a:
1. Factores hormonales
El factor hormonal es uno de los que más peso tiene en la diferenciación entre los problemas circulatorios de ambos sexos. Si bien los dos producen testosterona y estrógeno, hormonas que intervienen en el correcto funcionamiento del aparato circulatorio, los niveles producidos por cada uno son lo que genera la diferencia.
Los hombres pueden producir hasta 10 veces más testosterona que las mujeres, siendo esta la hormona que se encarga de favorecer un buen tono de masa muscular y una mayor facilidad a la hora de quemar grasa, ambos factores beneficiosos para mantener un sistema circulatorio sano; mientras que las mujeres, por el contrario, generan más cantidad de estrógenos y de progesterona, hormonas responsables de la dilatación venosa.
Los cambios hormonales a lo largo de la vida del hombre y de la mujer -embarazo, menopausia, toma de anticonceptivos, etc.- combinados con aspectos como la herencia genética u otros factores de riesgo como el sedentarismo, una mala dieta o el tabaquismo, también pueden provocar que estos problemas circulatorios se manifiesten con mayor probabilidad o menos.
2. Factores fisiológicos
La mayor o menor fortaleza de las paredes venosas y la efectividad de las válvulas, junto con la robustez muscular de la zona, también son cualidades que influyen en la posibilidad de sufrir trastornos de reflujo venoso. De forma general, la tonicidad muscular de la pared venosa suele ser menor en las mujeres que en los hombres, otro factor que explicaría la ligera predominancia en la aparición de varices en este sexo. No obstante, también influyen otras cualidades que vienen determinadas por la edad, estilo de vida, la constitución especifíca de cada persona y su herencia genética.


Factores en común entre ambos sexos
Los factores de riesgo que tienen que ver con hábitos y rutinas personales de cada individuo afectan de la misma forma a mujeres y hombres. El sedentarismo, las altas temperaturas que hinchan las piernas y dificultan la circulación, estar muchas horas de pie o muchas horas sentado en el trabajo… Todo ello afecta en el mismo grado en ambos sexos en el riesgo de padecer problemas de insuficiencia venosa crónica.
También comparten la efectividad de los métodos y rutinas de prevención. Para evitar estos problemas o evitar que empeoren, ambos sexos han de llevar una alimentación rica en fibra y en vitaminas, incorporar la actividad física de bajo impacto en su día a día, darse duchas de contraste, descansar con las piernas ligeramente alzadas o darse masajes con un gel para el alivio de la pesadez y tirantez de las piernas con varices.
